martes, 12 de julio de 2011

De la Escuela y los peligros de la Carencia de Maestros

Tiempo ha de mi última participación en este blog. La verdad es que tuve una seria falta de inspiración para escribir cualquier cosa, todavía, a mis 25 años, no tengo un rumbo fijo a seguir, no tengo un curso dado, sólo ideas y metas particulares, cada una por sendas tan diferentes como similares. Por un lado, me llama la ciencia, en particular la física, que fuera mi calvario en el colegio; ahora que estoy en los últimos desafíos de mi carrera se me presenta como una amante seductora y llena de misterios que descubrir, con métodos que son de mi agrado y que, por si fuera poco, me permiten desenvolverme como científico sin caer en lo ingenieril, sin caer en la monotonía del trabajo empresarial, sin caer en la rutina de tener que asistir a una oficina para dirigir proyectos que no son de ningún interés para mí.

Por otro lado, y no menos fuerte, está Euterpe, la musa de la Música, que me llama cada vez con más fuerza... ella me da el lenguaje y me permite la expresión que en las letras y manualidades tengo prohibida, sin embargo, no soy capaz de interpretar instrumento alguno como quisiera, pero siento que cuando agrupo las notas bajo mis propias reglas y parámetros, cuando los motivos danzan en mi cabeza, es cuando realmente hago lo que quiero. El único modo en que he logrado interpretar como he querido ha sido con la voz. El único modo en que he podido expresarme como es debido, es con la voz. Pero no sé cantar, y cada vez que lo hago, no me resulta como quisiera por falta de técnica. Pero la composición... ver las notas en el papel y poder sentir que puedo darles forma es lo que pretendo lograr algún día. Hoy por hoy, mi gran "piano" es Finale, programa que puede dar una idea bastante buena de lo que es el sonido final, al menos en lo que a alturas se refiere; ya que mi nula capacidad con los instrumentos no me deja ni siquiera lograr averiguar cómo sonará con la guitarra y no sé solfear tan bien como para entonar los intervalos ¬¬. El proceso es tener una idea y buscar las alturas que suenan en mi mente (que puede ser un poco lento); una vez encontrada, desarrollar la idea, hasta que todo lo que tenga que ser dicho haya sido dicho.

Justamente en este tema es que me surgió una inquietud hace poco. La escuela de la armonía clásica (mi estilo favorito; como un amigo me hizo notar, la armonía es muy importante para mí, al punto de que mis melodías son esclavas de ella) está llena de reglas y demases, que he aprendido a punta de golpes y con una que otra ayuda esporádica de algún músico experimentado que he conocido. Sin embargo, dado que no he tomado cursos formales de composición, es mi oído el principal dictador, junto a mi idea de lo que debe ser una pieza o una línea instrumental particular. Mi oído me dice "esto tiene sentido, y es lo que se quiere lograr". Hasta allí, bien. Pero mi idea está en cierto modo influenciado por los ejercicios de armonía clásica: todas las voces se mueven (unas más, otras menos) para lograr dar con el sentido. Sin embargo, en los ejercicios clásicos de 8 compases no existen los silencios en las voces. En la teoría del contrapunto, las voces no se callan, tampoco, salvo circunstancias particulares.

A lo que va todo esto es que tengo un serio problema cuando compongo, debido a este mismo punto de que aprendí la escuela solo, pero no con maestros que me guiasen: Me resulta casi imposible colocar un silencio en una voz, si la frase en sí no lleva ninguno (de acuerdo a mi idea de ésta). Y cada voz es, como me dijera Mauricio, guiada por la mano de Prokofiev: aquí no hay lugar para dejar de lado a ningún instrumento: todos tocan partes difíciles o fáciles por igual. Esto me lleva a que mis piezas tengan la densidad de una fuga, sin la preparación ni la maestría de desarrollo que ésta requiere. He llegado a sentirme agotado de escuchar mis propias obras.

¿Cuál es mi punto?

Las piezas que compongo se rigen por ciertos cánones que tienen que ver con mi filosofía, mi idea de lo que tiene que ser, la actitud que quiero imprimir y el concepto que intento transmitir. De técnica, tienen muy poco, lo que a algunos puede parecerle bueno, porque no hay escuela que me rija; sin embargo, es la escuela lo que a mí me gusta, y en mis piezas persigo el equilibrio rítmico del arte, o sea, sufiente tensión y sufiente reposo, alternándose lo suficiente como para lograr que el discurso tenga sentido y pueda, realmente, transmitir algo y no parecer un montón de notas reunidas por azar. Los computadores no hacen arte por esto mismo: sus combinaciones de sonidos son azarosas, no hay un fin último tras ellos. En mi caso, siempre persigo un fin. Y a veces, son demasiados fines al mismo tiempo y no logro separarlos, porque no tienen sentido, pero juntos son tantos sentidos unidos, que no sé si logra entenderse alguno.

Mis conclusiones son:
1) Debo ser un pésimo compositor
2) Debo aprender con un profesor que me corrija
3) Debo aprender a silenciar voces, para que exista un diálogo o un desarrollo coherente de la idea
4) Debí haber madurado antes

Espero en breve publicar el último trabajo... pero esta vez, terminado y no a medio camino >.<

2 comentarios:

Angel dijo...

Hola,acabo de pasarme por mi blog y lei tu comentario,espero que mis recomendaciones sobre animes de vampiros hayan sido de tu agrado,sobre la de Blade a mila verdad es que para mi fueron buenas peliculas las dos primeras,la tercera me decepciono,esperaba mucho mas o al menos que estuviera a la altura de sus predecesoras

Jeffries dijo...

... por fín me di el tiempo de leer tu última entrada, varios de los puntos que resaltas ya los habias mencionado por tweets y asdf, por lo que leer un compendio de todo y más resulta decir Todo Calza xD! ... y bueno estoy 90% de acuerdo con lo de Carencia de Maestros, y no solo en el ámbito de composición y teórico, también en la parte instrumental xD... ahora al leer tus conclusiones finales, afirmaré solo un punto, seee! un profe siempre será necesario para avanzar bien ... nos leemos xD