Cuando miro y estudio qué ha sido de mi vida a lo largo de todo este tiempo y en qué me he convertido, no puedo evitar preguntarme cuánto de lo que soy es lo que soy yo mismo y cuánto es lo que otras personas que dejé que me influenciaran querían o esperaban que fuera.
No dejo de pensar que en algún momento mi identidad se destruyó para formarse en base a lo que algunos veían en mí y darles la razón.
Tal vez no soy más que el molde de esas personas y nunca tuve una identidad propia, para empezar. Probablemente nunca lo sabré.
miércoles, 20 de enero de 2016
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