Esta cosa que nadie lee se ha convertido de a poco en una especie de diario mal llevado de mis ganas de matarme, pero me importa una verga. ¿A quién mierda le va a importar lo que yo tenga que decir?
Nadie que deba escucharme me escucha y realmente no es que haya gente que quiera hacerlo, solo están allí mientras yo estoy hablando. En algún momento de mi vida, me di cuenta de que a la gente le importaba tan poco lo que yo dijera que terminé por dedicarme a, simplemente, hablar rápido (después de una infancia de hablar pausado o, al menos, a una velocidad normal), porque así podría vomitar mis ideas antes de que a alguien se le ocurriera interrumpirme. Cada vez que hablo lento, cosa que suele pasar muy seguido, si tengo que pensar en lo que voy a decir, me interrumpen, incluso las personas que se supone que me están escuchando por voluntad propia, al haberme hecho preguntas, así que, ¿qué más me queda esperar del resto? Probablemente por lo único que me molesta aún es porque quedo con una sensación desagradable al no poder terminar las ideas que digo, como si me faltara algo por terminar constantemente. Ninguna conversación va nunca bien por eso.
No obstante todo eso, lo único para lo que siempre me escuchan es para malinterpretarme. Particularmente les resulta cómodo pensar que yo tengo intenciones completamente diferentes a las que pretendo expresar. En principio, me da lo mismo que la gente interprete la mierda que se le salga de los cojones, lo que me molesta es el descaro de exigirme a mí un estándar de comportamiento que nadie sigue conmigo. Básicamente, si yo digo algo que suena antipático, soy lo peor y tienen el derecho de desquitarse y enojarse, pero si me dicen algo antipático a mí, soy exagerado y que no joda.
Estoy harto de todo. Ojalá tener las agallas de terminar con todo de una puta vez y no preocuparme más de todo lo que me rodea.