Cada día que pasa estoy más podrido por dentro, con menos cosas que me mueven y con menos de la energía que me inspiraba a crear cosas. Donde antes había miles de ideas para escribir, componer o tal vez dibujar, bendito si ahora encuentro dos palabras que hiladas no suenen imbéciles. No soy yo mismo, siquiera, soy quien el resto quiere que yo sea: las pocas instancias donde un poco de mí se deja ver es cuando me aíslo del mundo y me dedico a jugar en mundos imaginados por otra gente, ya que ni siquiera me queda la energía mental para imaginar lo que me describen.
Yo, descripción gráfica |
Tras 36 años vivo, lo único que puedo decir que se ha mantenido constante es la frustración de ser yo, principalmente porque no soy yo ni nunca lo seré.
Estaba leyendo lo que había antes sobre mí y parece que cinco años no hacen mucha diferencia cuando no eliges tu propia vida.
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